mental, counseling, brain

El conflicto como oportunidad

El conflicto en una pareja, aunque puede ser difícil de manejar, también puede ser una gran oportunidad para crecer y mejorar la relación. Cuando surgen desacuerdos, es una señal de que hay diferencias que necesitan ser abordadas. Si ambos miembros de la pareja están dispuestos a comunicarse abierta y honestamente, pueden aprender más sobre las necesidades y deseos del otro.

Además, enfrentar y resolver conflictos puede fortalecer la conexión emocional, ya que se fomenta la empatía y la comprensión mutua. Al trabajar juntos para encontrar soluciones, se construye un sentido de equipo y se refuerza el compromiso hacia la relación. Así que, aunque los conflictos pueden ser incómodos, también pueden ser el catalizador para un amor más profundo y una relación más saludable.

¡Es todo un viaje de aprendizaje!

Cuando ir a terapia de pareja

Ir a terapia de pareja puede ser una gran decisión en diferentes momentos de la relación. Aquí hay algunas señales que podrían indicar que es un buen momento para buscar ayuda:

1. Dificultades en la comunicación: Si sientes que la comunicación se ha vuelto tensa o que hay malentendidos frecuentes, la terapia puede ayudar a mejorar la forma en que os expresáis y escucháis.

2. Conflictos Recurrentes: Si hay temas que siempre generan discusiones y no se logran resolver, un terapeuta puede ofrecer herramientas para abordar esos conflictos de manera más constructiva.

3. Desconexión Emocional: Si sientes que os habéis distanciado o que la intimidad ha disminuido, la terapia puede ayudar a reconectar y fortalecer el vínculo.

4. Cambios Significativos: Eventos importantes como mudanzas, cambios de trabajo, o la llegada de un hijo pueden generar tensiones. La terapia puede ser un espacio seguro para navegar estos cambios juntos.

5. Dificultades en la Toma de Decisiones: Si sientes que tomar decisiones juntos es un problema o sientes que estáis en caminos diferentes, el terapeuta puede ayudar a alinear las metas y deseos.

6. Deseo de Crecimiento: A veces, simplemente se quiere mejorar la relación y crecer juntos. La terapia no solo es para crisis, también puede ser una herramienta valiosa para el desarrollo personal y de pareja.

Recuerda que buscar ayuda no significa que la relación esté condenada; al contrario, puede ser un paso positivo hacia una conexión más fuerte.

Los conflictos oportunidades para reforzar las relaciones de pareja, siempre que comprendamos cómo y porque se generan.


Muchas veces nos parece que el hecho de no discutir es siempre bueno, y que el acto de discutir es siempre señal de que algo no va bien. Como si el mito de la media naranja fuese algo que se corresponde con la realidad y nuestra vida amorosa se limitase a encontrar a la persona adecuada y nada más.
Todas las relaciones de pareja saludables pasan por momentos en los que se discute. El simple hecho de ser dos personas con intereses, personalidades y creencias diferentes ya crea un marco propicio para las discusiones ocasionales.
No expresar los desacuerdos o el sentimiento de frustración que si o si aparecerá de vez en cuando es, de hecho, una manera de hacer que los problemas se vayan acumulando y que la relación quede dañada por falta de comunicación.
La mejor manera para mejorar nuestra relación si esta en conflicto es comprender como y porque se generan:

Distinguiremos entre dos tipos de conflictos:

Conflicto constructivo: se caracterizan por la presencia de resultados satisfactorios para todos los participantes en el mismo.
Conflicto destructivo: son aquellos cuyos resultados únicamente pueden ser evaluados como satisfactorios para alguna de las partes. Son conflictos sin solución aparente en los que ambas partes pierden los objetivos y mantienen el conflicto con objetivos negativos.

Los conflictos en función de los contenidos pueden clasificarse del siguiente modo:

Conflictos de información: La falta de información o el conocimiento de información falsa, establecen distintos puntos de vista sobre lo que es realmente importante.
Conflictos de intereses: Se da una competición entre las necesidades incompatibles o percibidas como tales.
sustanciales (dinero, recursos físicos, tiempo, etc…)
de procedimiento (la manera como la disputa debe ser resuelta)
o psicológicos (percepciones de confianza, juego limpio, deseo de participación, respeto, etc…).
Conflictos estructurales: Son causados por estructuras operativas de relaciones humanas. Estas estructuras están configuradas muchas veces por fuerzas externas a la gente directamente implicada en el conflicto.
Ejemplo de ello son: definiciones de roles, desigual poder o autoridad, control desigual de recursos, condicionamientos geográficos (distancia o proximidad), tiempo, estructuras organizativas…
Conflictos de valores: Son producidos por sistemas de creencias incompatibles. Los valores son creencias que la gente emplea para dar sentido a sus vidas (explican lo que es bueno o malo, lo verdadero o falso, justo o injusto). Valores diferentes no tienen por que causar conflictos. Las disputas surgen cuando uno intenta imponer por la fuerza un conjunto de valores a otros, o pretenden que tenga vigencia exclusiva un sistema de valores que no admite creencias divergentes. Estos valores pueden ser cotidianos, últimos, de autoestima.

© 2024 Pedro Peña Rudiño